Grande es la gloria de los grandes magos que poblaron Momeria en sus diversas épocas, desde los tiempos más alejados e inmemoriales. Tanto que incluso en la época actual se recuerdan las leyendas protagonizadas por algunos. Unos eran nobles y de buen corazón, y utilizaron su influencia para el buen gobierno y devenir del mundo: virtuosos monarcas, manos invisibles que ayudaban a los justos, consejeros de reyes... en tanto que otros utilizaban la magia para su provecho personal o para castigar, o peor aún, para hacer sufrir; llegando unos cuantos a ensañarse o a sobrepasarse largamente en su crueldad, sobre todo en tiempos de odio motivado por la guerra...
Aun a costa de indecible sufrimiento ajeno, algunos se procuraron un sitio en la historia con las más variadas motivaciones: lograr un gran poder... crear un gran legado... o simplemente ser recordados.
En su camino hacia las leyendas, algunos llegaron a actos que no pocos califican de históricas perversidades, de esas que uno desearía no haber escuchado... o que al menos daban ganas de rogar a los dioses porque aquellas fuesen más leyenda que verdad.
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