Grande es la gloria de los grandes magos que poblaron Momeria en sus diversas épocas, desde los tiempos más alejados e inmemoriales. Tanto que incluso en la época actual se recuerdan las leyendas protagonizadas por algunos. Unos eran nobles y de buen corazón, y utilizaron su influencia para el buen gobierno y devenir del mundo: virtuosos monarcas, manos invisibles que ayudaban a los justos, consejeros de reyes... en tanto que otros utilizaban la magia para su provecho personal o para castigar, o peor aún, para hacer sufrir; llegando unos cuantos a ensañarse o a sobrepasarse largamente en su crueldad, sobre todo en tiempos de odio motivado por la guerra...
Aun a costa de indecible sufrimiento ajeno, algunos se procuraron un sitio en la historia con las más variadas motivaciones: lograr un gran poder... crear un gran legado... o simplemente ser recordados.
En su camino hacia las leyendas, algunos llegaron a actos que no pocos califican de históricas perversidades, de esas que uno desearía no haber escuchado... o que al menos daban ganas de rogar a los dioses porque aquellas fuesen más leyenda que verdad.
jueves, 16 de agosto de 2018
martes, 24 de julio de 2018
Crueldad de los tiempos pasados
Las tierras de Momeria han visto períodos de paz y períodos de guerra, al intentar conquistar un país a otro o ver un conflicto civil o revuelta interna. A lo largo de la historia ocurrió que, en ocasiones, un rey muy poderoso emprendía campañas de conquista en tierras extrañas. Con resultados diversos, desde hacerse con el control de territorios colindantes o conseguir, por un período de tiempo más o menos largo, dominar el mundo. Según aseguran los antiguos escritos, usando la magia de la que sólo ellos tenían el monopolio.
Pero en cierta época, concretamente tras la muerte de un poderoso y siniestro señor que consiguió conquistar el mundo entero, fue toda Momeria la que se vio sumida en el peor de los desastres por la codicia de los autoproclamados reyes herederos de aquel imperio. Un conflicto armado tuvo a todos los países trabando complicadas alianzas y luchando entre sí por la configuración del nuevo orden mundial que resultaría del vacío de poder dejado por aquel oscuro dueño de todo.
Las continuas guerras entre los diversos reinos se recrudecían a cada año que pasaba, pero no parecían encontrar fin. Los estragos de la guerra amenazaban a la población, que se vio diezmada durante más de dos siglos entre hambrunas, asesinatos y los excesos que los despiadados ejércitos regulares, paramilitares y guerrillas cometían contra ella, que se vio en medio de la lucha entre los diversos países aniquilándose entre sí... Los odios producidos entre países y la magia negra usada para hacer daño al enemigo no se detuvieron con el fin de las hostilidades formales, porque muchas naciones habían sido sojuzgadas por otras y muchas clases dominantes habían afianzado su poder de manera cruel contra la población de sus dominios.
La serie de guerras fue tan larga y cruda que diversos magos, si nos atenemos a lo que dicen las crónicas históricas, se alzaron con su magia ya no para conquistar el mundo como hacían los nobles, sino para castigar la sed de poder. Se enfrentaron a los nobles y crearon temidas órdenes secretas paralelas al poder, apoyadas por amplias capas sociales, que resultaron ser tan crueles con sus verdugos como estos habían sido contra la población.
Este conflicto a escala mundial se prolongó dos siglos y medio. Pero la naturaleza, las fuerzas y los dioses en los que creían los merimoenses pasaron factura a todos aquellos años de irresponsables actos de barbarie. Fue tal el sufrimiento de la naturaleza y de la población, fue tal el mal producido, fue tal el abuso de la magia negra y del poder, que las fuerzas se descompensaron, y el devenir dio frutos que ningún noble ni mago pudo esperarse... un resultado terrible, un monstruo horrendo que amenazó con destruir el mundo... pero es lo que ocurre cuando se abusa de la magia y de las fuerzas... que se vuelven contra todo y contra todos con la misma falta de piedad que quien ha sembrado vientos, pues el mal sólo engendra más mal.
lunes, 23 de julio de 2018
Oniródromo
Oniródromo
(del griego ὄνειρος, ensueño, y de δρόμος, pista de carreras)
Lugar donde dejar volar los sueños y la imaginación.
Lugar donde dejar que las hadas, los duendes y muchos otros seres convivan con largas tradiciones de magia blanca, negra y de todos los colores y mezclas de colores posibles e imposibles, habidos y por haber.
Lugar donde realidad se mezcla con fantasía, se saca lo fantástico de lo más real y lo más real de lo fantástico.
Lugar donde hablar del mundo de Momeria, donde ocurren estas y más cosas. No en vano, allí la magia flota en el ambiente, aunque los seres que la habitan en la actualidad hayan perdido desde hace tiempo su capacidad para captarla y para usarla.
¿Por qué sucedió esto? Se dice que en cierto momento de su pasado algo ocurrió que hizo que las clases dirigentes, que eran las únicas a las que estaba reservado el arte de la magia, renunciaran a ella por fin. A partir de entonces, los escritos y vestigios históricos dejaron de nombrarla, se dejó de tener constancia de ella y el tiempo hizo el resto. Al cabo de unas décadas murieron quienes la habían visto, al cabo de unos siglos quienes conocieron a los que aseguraron haberla visto... hasta que en la actualidad ya casi nadie cree en ella en Momeria, y quien lo hace es porque quiere creer.
La magia, como la era dorada de los héroes y los dioses, desapareció en el imaginario colectivo.
Pero eso no son más que fantasías muy reales para tratar de explicar los sucesos raros e inexplicables que en Momeria aún suceden de vez en cuando... como esta extraña persona que algunos ciudadanos aseguran haber visto a veces en medio de la calle... todas las declaraciones de testigos coinciden en que es un chico joven con muy malas pulgas, que siempre va con prisas a hacer nadie sabe qué y pidiendo que no se le moleste. Que al parecer se ha hecho algo en las orejas para que parezcan más puntiagudas, como si fuese un elfo... o algo así, pero en todo caso un ser sobre los que los momerios sólo han oído hablar en los cuentos...
martes, 17 de julio de 2018
La gente de la luna
En
una ocasión hace unos pocos años, el periodista Banil Denek, que
trabajaba en el ámbito de la divulgación científica de la Agencia
de Noticias de Momeria, tuvo la oportunidad de entrevistar al
astrónomo Aram Doro al respecto de las últimas investigaciones en
materia de investigación lunar.
Tras
los primeros cambios de impresiones y una vez respondidas a las
preguntas más concernientes a lo académico, lo científico y lo
práctico, Banil y Doro pasaron a una siguiente fase más proclive a
aspectos mundanos, distendidos e informales. Hablando del único
satélite natural de Momeria en el ámbito de lo cultural, en cierto
momento trataron sobre ciertas creencias ancladas en el subconsciente
colectivo de Momeria. En un momento dado, el entrevistador formuló
la siguiente pregunta:
—
¿A
qué se deben todas esas historias? —preguntó Banil—. En la
actualidad aún nos divierte contar que, en las noches de luna llena,
algunos de los más antiguos pobladores de Momeria corrieran a
apelotonar sus más preciadas posesiones en un fardo, sobre todo en
noches de mucho viento, temerosos de que la luna les cayera encima
desde lo alto del cielo y hubieran de abandonar su aldea.
—
Bueno,
cada cultura expresa sus ideas a su manera, con unas u otras
creencias —explicó el doctor Doro—. Y con ello su visión del
mundo, y también sus fantasmas colectivos. El imaginario en lo
concerniente a la luna lo han ido forjando los diversos pueblos y
países de Momeria a lo largo de siglos, fascinados durante
generaciones con esa bola de piedra que, inexplicablemente, volaba
por encima de sus cabezas sin caer sobre los campos o ciudades, ni
aún en las noches en las que soplaba un viento huracanado. Pero
también hay otra creencia, menos conocida, acerca de gigantes
invisibles moldeando una luna que pegaban al cielo y que ciertas
tribus primitivas creían de arcilla. Así explicaban las fases del
ciclo lunar. Porque claro, debió de fascinarles el hecho de que una
cosa tan grande y lejana menguara y creciera... y dieron las
respuestas que tenían a su alcance. Pero en fin, antes de llegar al
culmen de las hipótesis demostradas empíricamente por la ciencia,
el mito es el primer paso hacia el conocimiento, antes de pasar por
la filosofía.
—
Doctor
Doro, nos quedan pocas preguntas ya para finalizar. Así que... ya en
un tono algo más desenfadado... usted y su equipo han sido de los
primeros privilegiados en ver la superficie lunar tal y como es.
¿Debo entender, entonces, que encontraron habitantes en la luna?
—
Sí...
estaban saludando desde los jardines de sus casas, mientras les
decían a sus niños «saludad, chicos, nos vienen a ver desde
Momeria» (risas).
No, en la actualidad quien más quien menos todo el mundo tiene claro
que las antiguas historias sobre gente viviendo en la luna son
falsas. Es imposible vivir allí. Lo que desde aquí parece un recodo
de tranquilidad en medio de una plácida noche, o una tenue luz que
ilumina el campo románticamente... pues nada más lejos de la
realidad al llegar allí. De sobras sabemos que en realidad no es más
que un enorme pedrusco desértico cubierto de tierra y arena, sin
más. Con temperaturas gélidad de noche y tórridas de día, cuando
toca el sol. ¡Si por no poder, allí no se puede ni respirar!
Sintiéndolo mucho, las historias de selenitas son ficción, por
muchas ganas que algunos tienen de que sean de verdad.
—
Sí,
antes ya hemos hablado de la carencia de una atmósfera que...
—
Si
es que no hay nada que respirar. ¿Cómo puedes rebatir esos
argumentos científicos que te dicen que la vida es imposible allí?
—
Bueno,
es fácil de argumentar que mediante la magia habría sido posible...
pero eso sería si existiera o si hubiera existido, claro
—
Esas
historias son muy divertidas, y a mí me encantaba oírlas de niño.
Todos los cuentos sobre selenitas, lunáticos, luneros... se les ha
llamado de muchas formas a través de los tiempos, y realmente debo
decir que he disfrutado leyendo esas historias. Pero científicamente
no se sostienen por ningún lado las teorías de que subieron y
sobrevivieron allí mediante la magia, diga lo que diga la fantasía
de la gente y las creencias infundadas sobre que antiguamente..
—
Sí,
eso iba a decirle: hay quien le podría rebatir el argumento por el
simple hecho de que diversas fuentes de documentos históricos,
muchos de ellos redactados por las clases dominantes, hablan de usar
la magia como si fuese algo real. Y de hecho hay documentos que
narran cómo se conquistó tal ciudad o tal país mediante el uso
de...
— Es una manera de hablar. Lo más probable es que estén diciéndolo de forma figurada, igualando magia con la simple noción de poder. No hay que olvidar que las formas de hablar y el significado de las palabras cambian de una época a otra.
— Es una manera de hablar. Lo más probable es que estén diciéndolo de forma figurada, igualando magia con la simple noción de poder. No hay que olvidar que las formas de hablar y el significado de las palabras cambian de una época a otra.
—
Pero
en este sentido la verdad es que han pasado siglos y siglos
hablándose de magia como
si...
— Claro,
hasta que la ciencia hizo su aparición. Antes no podían confiar en
nada así, pero bien se debieron de haber aferrado a algo. Además,
la práctica de la magia siempre ha ido de la mano de creencias
religiosas en la actualidad, y puede que para los antiguos la magia
fuese una creencia más. Pero hoy en día ya prácticamente nadie
piensa que los dioses existan, y al igual que ocurre con ellos, nadie
ha podido probar científicamente que exista algo a lo que podamos
llamar magia.
— Bueno,
esto ha sido todo por hoy. Muchas gracias por concedernos parte de su
tiempo, doctor Doro.
— Un
placer.
martes, 24 de abril de 2018
Ellos dicen que la magia era real
Tal vez sea más un deseo demasiado ferviente por parte de alguno de sus habitantes que la realidad objetiva y verdadera, pero es un hecho que los hallazgos arqueológicos encontrados entre las ruinas de muchas ruinas antiguas no se cansan de hablar de magia, de repetir una y otra vez que hace siglos había en Momeria personas capaces de hacer magia.
La creencia común entre la mayoría de los momerios de hoy en día apunta a que lo más probable sea que se trate de una forma de hablar de sus antiguos antepasados; es probable que al hablar de magia se refirieran a brujería practicada por hechiceros tribales. O a simples rituales de alguna de las antiguas religiones de los diversos países que conformaban el mundo. O tal vez sus ganas de ver magia donde no la había les empujaba a reiterar, en hallazgos arqueológicos con milenios y kilómetros de distancia entre uno y otro, que era magia verdadera a lo que se referían. No en vano la Tablilla de Eseren narra una batalla que tuvo lugar en un imperio antiguo de cuyo nombre no quedó constancia, y en la que se dice, según las traducciones más comúnmente aceptadas, que se logró una victoria haciendo volar varias catapultas hasta apuntar directamente a la torre del homenaje. En otro pergamino de casi la misma época y que habla de la misma batalla, se asegura, además, que los nobles que defendían el castillo fulminaban dichas catapultas con rayos de colores como el amarillo que hacían aparecer directamente de sus brazos.
Todavía no sabemos a qué se referían exactamente ese y otros vestigios arqueológicos de un pasado no tan remoto en términos históricos que parece conchabarse consigo mismo para desorientar, confundir y generar incertidumbre y envidia a los ciudadanos del momento presente en todos los países de Momeria. Magia, magia y más magia por todas partes. Desde los textos más antiguos hasta la última Época Oscura de las civilizaciones de ese mundo, en los tratados científicos, políticos, mercantiles e incluso —y además con profusión— en edictos y pergaminos de los reyes y dirigentes políticos... Todos hablan de la magia de una forma tan seria y real que hoy en día no podemos culpar a según qué personas normalmente tachadas de ilusas por creer que, efectivamente, esas ilustraciones y escrituras en los relieves, papiros y ruinas dicen la verdad.
Pero si aquello fue verdad algún día, de lo que están seguros los momerios del presente, ilusos o no, es que ya no queda ni gota de esa magia en la actualidad. Qué bien les vendría, ironizan muchos de ellos, para resolver el sinfín de problemas que asalta ese pobre mundo hoy en día por la avaricia de unos pocos.
viernes, 13 de abril de 2018
Momeria
Este blog es un compendio de fichas con información que pretende ser un acceso o ventana no tangible al mundo de Momeria. Su gente, países, flora, fauna, civilizaciones, geografía, composición y, según la información que llegue aquí de sus vestigios arqueológicos, también sobre su historia. Hoy sólo hablaremos de Momeria sucintamente y a grandes rasgos.
Momeria es un mundo ubicado en el planeta de un sistema estelar perteneciente a una galaxia de otro universo, en otra dimensión del infinito.
Las dimensiones son otros planos o versiones del infinito o el todo a las que, irremediablemente y salvo coincidencias inexplicables, no tenemos acceso físico. Pasar de una a otra es, hasta donde el autor de este blog sabe y puede contar, imposible a día de hoy. Salvo por caminos de la mente tan estrechos y enrevesados como misteriosos en cuanto a su origen.
Aunque con notables diferencias entre ellos, Momeria es un mundo bastante parecido al nuestro para estar tan lejos en el espacio, el tiempo y las dimensiones. En cada dimensión del todo o infinito rigen diferentes leyes sobre cómo funcionan las cosas. La cuestión universal de la gravedad, por ejemplo, puede funcionar de manera distinta en cada dimensión, a pesar de que también hay una serie de lógicas y reglas estándares y comunes a todo el cosmos. El parecido entre la Tierra y Momeria, de todas formas, parece venir por pura coincidencia.
Pero a diferencia de nuestro mundo, en el que únicamente el ser humano ha llegado a formar civilizaciones, en Momeria la evolución ha dado lugar a muchas más formas de vida inteligente debido a sus peculiares patrones de mutación natural. Sin embargo, la principal diferencia entre ese mundo y el nuestro parece ser que en Momeria, en algún momento de su historia, existió algo que aquí llamaríamos magia.
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